500 g de queso fresco (por ejemplo dos tarrinas blancas de esas de 250 g que venden de distintas marcas).
90 g de aceite (si es de girasol queda más suave y suele gustar más)
130 g de azúcar (en teoría serían unos 170 pero en casa siempre reducimos esa cantidad, así nos queda la tarta menos empalagosa y calórica).
170 g de leche.
85 g de harina (con o sin gluten). Dependiendo del tipo de harina que se utilice, variará el resultado, pareciéndose más a una quesada o tarta de queso. Asegurado el éxito con la que sea.
2 huevos
Manos a la obra:
Primero se bate el aceite, los huevos y el azúcar.
Se añade el queso y se mezcla bien.
Finalmente se agrega la leche y la harina. Hay que batirlo todo hasta que quede una mezcla homogénea.
Se unta un molde con aceite y se vierte en él la mezcla. Yo uso uno de silicona de unos 24 cm. Pero eso da igual, quedará con más o menos altura la tarta.
Se mete en el horno previamente calentado a unos 190 ºC. Tendrá que estar un mínimo de 30-40 min. Pinchad para ver cuándo está, aunque al tratarse de una mezcla en la que hay queso derretido cuando ya esté lista para sacarla del horno, dará la impresión deque todavía le queda algo de tiempo de cocción, pero ya os digo: esta tarta está un poco antes de lo que parece. La práctica nos va diciendo.
Yo suelo ponerle unos 40 minutos.
Si tenéis paciencia, en frío, desmoldad y comed. Si no, también estará rica en caliente.
Nosotros en raras ocasiones las decoramos, pero os explicamos cómo solemos hacerlo cuando nos sale la vena artista o cuando queremos aprovechar algunos frutos que tenemos en la cocina.
La tarta que aparece en la foto está decorada con algunos frutos rojos: fresas, madroños y semillas de granadas. Puse en un cazo un dedo de altura de agua hasta que comenzó a ebullir, añadí varias cucharadas de azúcar y removí con una de madera durante un minuto, más o menos. A continuación incorporé los frutos lavados, continué removiendo unos minutos más, hasta que vi que el agua ya no estaba tan líquida, pero sin llegar a espesar. Con el contenido del cazo cubrí la tarta y a continuación decoró mi hija Luna.
Celia
Si tenéis paciencia, en frío, desmoldad y comed. Si no, también estará rica en caliente.
Nosotros en raras ocasiones las decoramos, pero os explicamos cómo solemos hacerlo cuando nos sale la vena artista o cuando queremos aprovechar algunos frutos que tenemos en la cocina.
La tarta que aparece en la foto está decorada con algunos frutos rojos: fresas, madroños y semillas de granadas. Puse en un cazo un dedo de altura de agua hasta que comenzó a ebullir, añadí varias cucharadas de azúcar y removí con una de madera durante un minuto, más o menos. A continuación incorporé los frutos lavados, continué removiendo unos minutos más, hasta que vi que el agua ya no estaba tan líquida, pero sin llegar a espesar. Con el contenido del cazo cubrí la tarta y a continuación decoró mi hija Luna.
Celia
No hay comentarios:
Publicar un comentario